La aventura australiana VIII

Hemos tenido que devolver la bici y fíjate la maravilla que hemos visto.

Por lo visto aquí puedes transportar desde niños hasta cualquier tipo de carga, maleta o bulto que precises. Australianos al poder.

La Melbourne decadente, romántica y abandonada. Este Teatro desconchado junto a la playa rememora otros tiempos coloniales durante el gobierno de los ingleses. Por cierto ayer sonó varias veces el hermoso himno inglés y el pabellón se puso en pié de forma respetuosa hasta el extremo. Hay gente que sabe hacer las cosas bien.

Seguimos por la costa y como es navidad…, pues ahí tenemos a Papá Noel bien abrigadito bajo los 34ºC con los que nos dimos este paseo.

“Por Favor ayuda a proteger nuestros árboles de los vándalos llamando a este número”. Os imagináis este letrero en nuestro país?. Imposible.

Un descanso en el camino. ¿Estamos o no en el Paraíso?

Tranquilidad, sol, arena blanca finísima. Sí, es el Paraíso.

¿Vaya par de cruceros eh?. Todo junto sin molestarse.

Más paraíso…

¡Está en todas partes! ¡El apellido de Armstrong nos persigue a los ciclistas hasta en Australia!

Con esta imagen abandonamos la costa y nos introducimos hacia la zona del parque acuático y Alber Park. Otra maravilla.

~ por Joseba Barron Arniches en 21 noviembre, 2009.

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