NON STOP MADRID – LISBOA
Impactante imagen de Josu García y su compañero durante la aventura
Cuando viene a la consulta un deportista dos días antes de una prueba de gran fondo para hacerse una prueba de esfuerzo, tienes que plantearte que la tarea es difícil.
Puede que todo salga bien, pero le has de indicar unos rangos de trabajo que no siempre son fáciles de cumplir. Eso podría ser determinante para el éxito o el fracaso de la aventura.
Puede que no salga bien y debes comunicarle que no está apto para la aventura. Claro, ya no hay tiempo de reacción. No podemos hacer nada para solucionarlo. El deportista engancha un buen rebote. El médico debe aguantar el mal humor y la incomprensión del deportista y mantenerse firme. No valen medias tintas.
Yo siempre doy la misma explicación: «Tú no puedes ir, y además debes no ir por los demás, por la gente que te rodea durante la aventura; tú no puedes desmayarte delante de ellos y arruinarles el día; debes quedarte aquí, permitirnos que sigamos investigando, y pensar en los que te quieren.»
No fue este el caso. Los datos de Josu fueron muy buenos y disfrutó de la BTT.
Aquí está su crónica:
La semana pasada conseguí terminar en la categoría de dúo una de las carreras más duras de España de mountain bike. La Non-Stop Madrid Lisboa es ya una muesca en mi listado de pruebas de aventura que siempre soñé con terminar. Ha sido duro: Más de 350 kilómetros y unas 22 horas de pedaleo, en un periodo de tiempo de 46 (mientras yo descansaba, mi compañero seguía con el trabajo y viceversa).
Antes de acudir a esta competición me puse en manos de Senkirol. El doctor Joseba Barron-Arniches me hizo una prueba de esfuerzo para descartar cualquier patología cardiovascular. Los resultados, para mis 41 años, fueron muy buenos. Joseba destacó mi umbral de resistencia y me recomendó no pasar de 160 pulsaciones en ningún momento.
En la primera etapa salí más fuerte de lo previsto. En algún momento me excedí de esa frontera en la que mi cuerpo comienza a generar tóxicos, pero enseguida aflojé para mantenerme en esas 140-150 pulsaciones que permiten a tu motor pedalear durante largos periodos sin descanso si estás bien hidratado y alimentado.
Joseba ya me lo había advertido, que a medida que me fuera acercando a la meta la fatiga iba a impedir que las pulsaciones me subieran, aunque el rendimiento no iba a ser malo. Así es, ya en los últimos compases, en Portugal, mi corazón difícilmente llegaba a esas 150 pulsaciones por mucho repecho duro que subiera. Sin embargo, las sensaciones no fueron malas en ningún momento. Curioso cómo trabaja mi cuerpo y cómo Joseba lo había vaticinado. Desde aquí agradecer a Senkirol el plan de carrera que nos recomendó.
Josu García López