PULSERAS CARDIACAS: ¿DE VERDAD QUERRIAMOS USARLAS?. YO NO LO CREO
Hugo Alberto Ferrer ha logrado un accésit al presentar un prototipo de pulsera capaz de detectar anomalías de nuestro corazón durante la práctica deportiva. Incluso se podría llegar a avisar a la ambulancia justo en el momento en el que está ocurriendo el «colapso cardiaco», lo cual supondría ganar minutos preciosos para la actuación de los sanitarios y tener más opciones de salvar vidas y evitar secuelas en el organismo del «salvado».
Todo esto está muy bien y suena muy bonito.
Pero, si profundizamos un poco más en la noticia vemos que la implantación está pensada para un recinto cerrado, para un grupo de deportistas de un club que esté monitorizando constantemente a sus 25 jugadores. Se trataría de que los deportistas se movieran en un radio de acción limitado para que el receptor pudiese analizar adecuadamente las señales. Este receptor precisaría de un médico que estuviese controlando los datos recibidos y confirmando o no los casos de «verdadera urgencia». Tener a un facultativo en la observación constante de una pantalla mientras los «chicos» entrenan se me antoja caro y poco efectivo. Dejar al aparato «solito» y tener a los «ambulancieros» cada dos por tres en el centro de entreno por falsas alarmas, interferencias, dificultades de interpretación etc….no me parece de lo más acertado.
Dicho esto, la aplicación para el deporte popular se me antoja de una complejidad inabarcable. Por ejemplo, una carrera popular con 10.000 personas con su pulsera cardiaca…. Pues como que no. No veo a 10.000 receptores con nosecuantos médicos vigilándolos.
Pero aunque sólo corran con pulsera los que más riesgo tienen, por ejemplo 100 personas, pues tampoco.
Una vez analizado el aspecto técnico, que como vemos tiene muchas complicaciones, surge una nueva: el protagonista del deporte no quiere que se le controle el corazón. Es decir, el deportista quiere hacer deporte, disfrutar con el deporte, sudar, machacarse un poco y estar con los amigos contando lo que han realizado y cómo se lo han pasado.
Hay verdaderos conflictos para que los deportistas pasen por una prueba de esfuerzo. Hay que pensar que una prueba son 12 minutos de monitorización cada 365 días y es una verdadera proeza el que los deportistas se la hagan!
Ahora, ponte una pulsera cardiaca y estate monitorizado cada vez que haces ejercicio, o cada vez que participas en una salida popular…. Pues como que no.
Si no hemos logrado que se miren durante 12 minutos, no es fácil pensar que se extenderá el uso del control total por la pulsera.
Desde fuera del deporte no se entiende esta postura de los deportistas y se alzan las preguntas: ¿Por qué compiten cada vez con más años y no se miran el corazón? – ¿Por qué no se hacen una Prueba de Esfuerzo cada 3 meses para saber de su estado de forma y de su salud? – ¿Por qué?
Yo tengo mi respuesta particular que no tiene porque ser la correcta pero sí es la mía que reúne las dos vertientes, la de médico y la de competidor. El deportista se siente inmortal. Pero si profundizas con él en este aspecto y le demuestras su fragilidad ante la muerte, él sigue insistiendo: no me has entendido, me siento inmortal no porque crea que no voy a morir, sino porque no me importa morir, por eso soy inmortal, porque me he dado cuenta de que con el deporte llevo una vida plena y soy consciente cada año que pasa de que la vida se termina y lo acepto». Eso es lo que tiene el deporte, que te enseña la realidad de nuestra existencia cada vez más débil por mucho que la entrenes y la aceptas.
Mucho va a tener que evolucionar la pulsera cardiaca para poder implantarse en el mercado deportivo popular, y mucho más, diría yo, tendrá que evolucionar la perspectiva mental de los que hacemos deporte.
Una opinión muy particular!!!
Nada justa…. El gasto que supone instalar las pulseras cardiacas y su monitorizacion Nora nada comparado con los gastos que se tienen en otros aspectos…. Y UNA VIDA NO TIENE PRECIO
Es cierto todo lo que apuntas.
1- Es una opinión particular
2- No es justa- ¿quién soy yo para atribuirme la justicia? Nadie
3- Los gastos para salvar una vida no tienen precio
Bien, eso es así, pero la realidad en la que se mueven los deportistas es otra.
Yo parto de una base: el deportista piensa de sí mismo que es inmortal. Aceptada esa premisa tenemos que saber que nuestro «cliente» no es fácil de convencer o de moldear. En mi experiencia profesional me he encontrado con pruebas de esfuerzo que he tenido que detener debido al sufrimiento cardiaco que presentaba el corazón del deportista, y éste al no sentir nada, cogerse un gran enfado por la detección de la misma. No se creen que la muerte está ahí, en su cabeza son los mejores, son inmortales.
Se pide la realización de una prueba de esfuerzo por año y por deportista, y no se consigue. Estamos hablando de 150 euros y no se consigue. El tema de las pulseras está sobre los 20.000 euros. Tal vez esté equivocado pero no parece fácil su implantación antes de lograr la universalización de la prueba de esfuerzo y yo no creo que lo llegue a ver en los próximos 15 años.
Además, aunque la vida sea nuestro don más preciado, no significa que no tenga precio, lo tiene, y si no preguntemos a las casas de seguros de vida. Todo está tasado.
Estimado Dr.Joseba Barrón, estoy totalmente de acuerdo en lo que indica de la autopercepción de los deportistas. Su umbral de dolor, sufrimiento está por encima de las personas que no practican deporte de competición.
Pienso que una opción es legislar y obligar por ley a los reconocimientos médicos como se hizo en Italia, puesto que así es la única manera de que se le de la importancia que tiene.Habría que ver quien asumiría el coste, si federaciones, deportistas …..
Ya se hace con cosas «mucho menos importantes»…aparcar en 2ª fila, ir de caza sin licencia, etc…. si se sancionan estas acciones que no afectan potencialmente a la vida, ¿por qué? cuesta tanto obligar las nuestras.
Para terminar con otro tema interesante que comenta es el de los deportistas que no quieren detenerse.
Deportista y Médico Esp. Medicina de la EF y el Deporte.
Que buena aportación doctor. No hay nada como estar en los dos lados del mismo evento (ser deportista y médico especialista en medicina deportiva) para entendernos. En Euskadi, al menos que yo sepa, durante la tramitación de la Ley del Deporte Vasco se planteó esto mismo: Prueba de esfuerzo para toda licencia deportiva sea de la índole o deporte que sea. Sumaron el nº de licencias…., contaron una hora por cada prueba…. sumaron las horas necesarias en un año…. y vieeron que la «población de médicos deportivos de Euskadi» debía multiplicarse por 10 y estar todos dentro del programa de realización de pruebas de esfuerzo para las licencias federativas. Nadie podría hacer investigación, nadie haría planificación de entrenamientos, ni tratamiento de lesiones, nada, solo pruebas full time. Carpetazo. Se dijo es inviable. Ni se habló de quién las pagaría ni nada. No se puede y no se puede. Claro, el tema es perverso en sí mismo, ya que la realidad deportiva cambiaría si las pruebas fuesen obligatorias. Es decir, cuántos de los miles de federados de fútbol regional, amateur etc que casi ni entrenan ni compiten, dejarían de sacarse la licencia federativa si se esxigiese la prueba previa, y además, cuántos de estos no obtendrían el apto?. Todo esto lleva a un punto: menor número de licencias. Y no nos olvidemos que las licencias son un negocio también. Hay intereses federativos, compañías aseguradoras etc.
Los deportistas que no querían detenerse: podría ser el título de una película de la saga de Milenium. Pero es cierto. Encuentras alteraciones en la propia prueba, la detienes, se lo explicas, y nada, ellos queieren la licencia, el apto, competir… No hay percepción del peligro. ¿Cuál es la razón?. El deportista es el Gladiador de nuestra época, es el guerrero, prefiere morir practicando el deporte que morir de hastío por no practicarlo. En definitiva: son inmortales. No hay miedo.