La aventura china III

Impactante imagen de un persecucionista a la entrada del velódromo donde gracias a su estructura de hierro se puede apreciar toda la velocidad que son capaces de desarrollar estos deportistas.

Hoy nos ha tocado hacer algo de turismo. Aquí vemos una construcción típica china.

Nos hemos metido en el metro, ya veis que fácil es seguir los nombres de las estaciones de metro, pero por si había alguna duda lo dicen por los altavoces en perfecto chino que se pronuncia de forma completamente diferente a como se escribe, vamos que está tirao.

Esto sí que impresiona. La puerta de la “ciudad prohibida”.  Alucinas con todo, con la cantidad de gente, con la cantidad de soldados, policías, vendedores, guías turísticos…. Estos últimos te cogen por el brazo, te dan su tarjeta de visita, el teléfono de su casa, de su hija si hace falta, lo que sea con tal de que los contrates. Tu les has dicho primero “No thanks” con una sonrisa y sigues hacia la puerta, ellos insisten, tu que no, te pones más serio y les dices NO THANK YOU,  pero te sacan la tarjeta, ya no sabes que hacer y les dices: NO, NO, NO mientras ellos no se dan por vencidos ofreciéndote todo lo que tienen y lo que no tienen. Por fin y tras un golpe de brazo te lo has quitado de encima y respiras tranquilo, sí, tranquilo. Que no has dado ni dos pasos sin la mosca cojonera encima y te viene otra, y de nuevo a empezar, tu sigues con la sonrisa, con la educación, hasta que con la mala leche te libras de la segunda entrega. Pero es como una pesadilla, viene un tercero y un cuarto y un quinto y te preguntas: ¿qué hago yo aquí? ¿por qué me merezco esto?. Por el hambre hijo mío, por el hambre, te dice una voz interior, que estos lo pasan muy mal y se lo tienen que currar.

Imagen de la Plaza de Tian’an Men. Está atravesada por una gran avenida llena de tráfico lo que la desluce en gran medida.

Esta es otra imagen de la entrada de la ciudad prohibida con la imagen de Mao presidiendo la entrada.

Bill Steffan el preparador de los velocistas y el Dr. Joseba Barron médico de la Selección posando delante de la entrada. A su lado puede verse a dos pequeños seres que también posaban.  Es prácticamente imposible hacerse una foto sin la presencia de otros seres debido a que el número de ellos es exponencialmente creciente según pasan los segundos desde que posas y se digna a disparar la máquina digital.

¡Vamos pa dentro!.

Dentro de la ciudad pudimos ver el río helado. Las temperaturas de 5 grados bajo cero se prestaban a ello.

Para finalizar nuestra aventura turística nos desplazamos dentro de un minimotocarro de una persona en la que entramos tres con nuestros gorros, bufandas, guantes y abrigos. Un numerito. Por supuesto que previamente negociamos el precio: 5 yuanes (50 céntimos) Es importante concertar el precio previamente para evitar que te dejen cerca de un policía diciéndole que no le quieres pagar y te monten un follón. ¡Pero lo pasamos de maravilla, y también algo de miedo, que hay que ver cómo conducen!.

~ por Joseba Barron Arniches en 29 enero, 2010.

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